BENVIDOS Ó MEU TOBO



Aquí les iré resumiendo las cosas que me pasen y espero que ustedes, papitos y mamitas, me cuenten algunas de las que les acontezan. Síntanse na sua kelo, nenus.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Feliz Aniversario!!!!

Que recuerdos tan agradables!!!!








jueves, 8 de octubre de 2009

Mercedes Sosa

Una de las canciones mas emotivas que conozco de esta extraordinaria mujer.
La letra es poesía pura y una mordaz crítica social.



martes, 25 de agosto de 2009

The partisan

Hola. Preciosa canción y poema. Para agradecértela estuve buscando "joan of arc", pero no la he encontrado. Sin embargo he descubierto otra que no conocía y que me ha recordado una de esas conversaciones nocturnas en las que me explicaste el origen partisano de "bella ciao" (mientras atronaba boikot con su versión en los altoparlantes del pub garrafonero por excelencia de Punkferrada: "la universidad"). Es una de esas canciones de resistencia, como "bella ciao", "ay! Carmela", etc., que te erizan los pelillos de la nuca, tanto por la letra (que según he leido es una versión de un poema de un miembro de la resistencia: "la complainte du partisan" (supongo que será algo así como el lamento del partisano) de Emmanuel Astier de la Vigerie, "Bernard"), como por la música, con una sección de cuerdas espectacular, liderada por un laúd vertiginoso pero lleno de sentimiento (seguro que a "M" le encanta si se lo enseñas, suena parecido a la mandolina, un poco más grave), y unos sutiles, dulces y contenidos coros que complementan perfectamente la voz profunda y doliente de Don Leonardo. Lástima que esté un poco desacompasado el audio del video, hay otro en youtube que está bien sincronizado, pero tiene peor sonido, por eso he puesto este. Espero que os guste tanto como a mí. Ciao bella.

lunes, 10 de agosto de 2009

Querido Vince

La otra noche hablando de musica y de cine (últimamente suele ser un tema más que recurrente la Nouvelle Vague) hablamos sobre esta maravillosa canción con versos de Lorca.
Como veo que has arreglado la radio del blog y me siento en deuda contigo, aqui tienes este tema en la voz de su creado Leonard Cohen y la poesía original de Lorca a continuación.

Leonard Cohen compuso esta canción en 1988 inspirándose en el poema de Federico García Loca "Pequeño vals vienés" dentro de "Poeta en Nueva York".







"Pequeño vals vienés"




"En Viena hay diez muchachas
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada.

Este vals, este vals, este vals,
de sí, de muerte y de coñac
que moja su cola en el mar.

Te quiero, te quiero, te quiero,
con la butaca y el libro muerto,
por el melancólico pasillo,
en el oscuro desván del lirio,
en nuestra cama de la luna
y en la danza que sueña la tortuga. ¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals de quebrada cintura.

En Viena hay cuatro espejos
donde juegan tu boca y los ecos.
Hay una muerte para piano
que pinta de azul a los muchachos.
Hay mendigos por los tejados.
Hay frescas guirnaldas de llanto. ¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals que se muere en mis brazos.

Porque te quiero, te quiero, amor mío,
en el desván donde juegan los niños,
soñando viejas luces de Hungría
por los rumores de la tarde tibia,
viendo ovejas y lirios de nieve
por el silencio oscuro de tu frente. ¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals del "Te quiero siempre".

En Viena bailaré contigo
con un disfraz que tenga
cabeza de río.
¡Mira qué orillas tengo de jacintos!
Dejaré mi boca entre tus piernas,
mi alma en fotografías y azucenas,
y en las ondas oscuras de tu andar
quiero, amor mío, amor mío, dejar,
violín y sepulcro, las cintas del vals."

RIP

Morir joven es lo peor que puede pasar
Bailemos pogo para rendirle homenaje...



Nos vemos

Uuuuuu!!!!

Lo mejorcito para bailar en una noche muy animada!!



lunes, 18 de mayo de 2009

Rosalia

Ya que Vince ha mostrado un grandísimo interés por la poesía de Rosalía de Castro...





Cando penso que te fuches,
Negra sombra que me asombras,
Ó pé dos meus cabezales
Tornas facéndome mofa.
Cando maxino que es ida,
No mesmo sol te me amostras,
I eres a estrela que brila,
I eres o vento que zoa.

Si cantan es ti que cantas;
Si choran, es ti que choras,
I es o marmurio do río,
I es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
Pra min y en min mesma moras,
Nin me dexarás ti nunca,
Sombra que sempre me asombras

jueves, 14 de mayo de 2009

Arte destructivo como metáfora de la realidad que vivimos

Bambi y Peggy despedazados ilustran una macabra metáfora sobre la violencia
Una exposición exhibe a estas coloridas figuras como metáfora artística de la malicia, la violencia y la inevitabilidad de los desastres.

Un Bambi seccionado en dos, una cerdita Peggy hecha picadillo y un Bugs Bunny atravesado por un tenedor sirven a la artista alemana Patricia Waller como metáfora artística de la malicia, la violencia y la inevitabilidad de los desastres. Las coloridas y maltratadas figuras de la artista forman parte de Bad Luck (Mala Suerte), la exposición que Waller exhibirá desde la próxima semana y hasta el mes de julio en la galería Deschler de Berlín, una alegoría de la vulnerabilidad de la vida, tanto la humana como la animal.
«Mis piezas son una muestra de la violencia que ejercemos, la que experimentamos y la que nos encanta consumir», señaló.
Personajes de cuentos de hadas, de cómics, de leyendas infantiles alemanas y del imaginario de Disney son mutiladas, aplastadas o trituradas como ofrenda al placer de la destrucción.


Esa fascinación por la muerte y la atrocidad es, para la actriz, una de las características de la cultura contemporánea, marcada por la «hiperviolencia» exhibida por los videojuegos, la televisión y el cine que ha llevado al público a «perder su noción de la realidad del dolor».
Una ardilla aplastada por una pala y una liebre y un topo acuchillados demuestran, según la artista, que los propietarios de impolutas casas de veraneo pueden convertirse en verdaderos «asesinos en masa» con tal de proteger la integridad de sus terrenos.
Los chorros de lana roja que brotan de cabezas fracturadas, extremidades devoradas por animales salvajes y dedos seccionados son «una prueba más de que la sangre es uno de los motivos artísticos más antiguos de la historia del arte», según Waller.
«Sólo hay que recordar la cantidad de sangrientas imágenes de la Crucifixión de Cristo que se han pintado a lo largo de los siglos», apuntó la artista, que ha dedicado dos años a componer las figuras y fotografías que integran la muestra.
Bajo el epígrafe «Accidentes», la muestra repasa la infinidad de percances inesperados y brutales de los que se puede ser víctima.



Una maceta que se desprende de un balcón, una plancha arrojada por la ventana y un avión de juguete sin control pueden convertirse en armas mortales si uno se encuentra en el lugar equivocado y en el momento menos oportuno.
«Creemos que tenemos controlada nuestra vida y ocurre algo que lo cambia todo. Los accidentes pueden pasar y pasan cuando uno menos se lo espera. Quiero manifestar lo indefensos que estamos ante los azares del destino», indicó.
Pese al doloroso estado en que se presentan al público y las torturas a las que la somete la artista, las figuras exhiben calma y tranquilidad en sus rostros de ganchillo, ya se trate del canario Piolín atrapado en la sopa del cocido, de un oso degollado por una serie o de un perro aplastado por un hueso gigante.
«Es la esencia de los antiguos dibujos animados, en los que un gato y un ratón se golpean e incluso matan continuamente el uno al otro pero siempre son capaces de recuperarse y seguir adelante», sostuvo.


Fuente: www.lavozdegalicia.es
EFE | Nuria Vicedo - Fecha de publicación:14/5/2009

Voces

Existen en este momento y según mi parecer, claro, dos voces masculinas singulares a la vez que privilegiadas.
Cada una imprime un sello muy particular a cada uno de sus trabajos.
Una de ellas es la de Rufus Wainwright y la otra la de Antony Hegarty, de Antony and the Johnsons.
El primero, nacido en Nueva York (EEUU) y el segundo en Chichester (Reino Unido) aunque su grupo musical, Antony and the Jonhsons procede de Nueva York.





En Rufus su música tiene unas marcadas influencias líricas que van desde la ópera hasta la chanson francesa pasando por el musical, de ahi que en el año 2007, ofreciera un atípico concierto en el Carnegie Hall de Londres, donde acometió el desafío de re-interpretar fielmente un legendario recital de Judy Garland. De dicho show se publicó posteriormente un disco Rufus Does Judy at Carnegie Hall (December 4, 2007).Públicamente se declaró gay desde los inicios de su carrera, lo que de alguna manera le convirtió en un icono.





En Antony por su parte su música, en la que además de su voz destaca el acompañamiento de piano, le acerca a géneros como el jazz y el soul más intimista. Asimismo, sus letras se caracterizan por tratar diversos aspectos de la vida transgenero, ya que Antony se considera como tal.Las canciones de Antony constituyen un diálogo con un mundo que está llegando a su fin, un mundo que por fuerza tiene que transformarse y feminizarse.



domingo, 3 de mayo de 2009

James Newell Osterberg, Jr., más conocido por su nombre artístico, Iggy Pop, nació en Muskegon, Míchigan el 21 de abril de 1947. Al igual que James Newell Osterberg, es un cantante estadounidense de punk rock. Es considerado uno de los mayores innovadores en el punk rock y estilos relacionados.

Iggy Pop fue el cantante y líder de The Stooges, una pionera banda de fines de los 60y principio de los 70 muy influyente en desarrollo del punk. The Stooges se hizo famosa por sus actuaciones en vivo, en donde Iggy saltaba del escenario (inventando así el stage diving o salto al público), se tiraba carne cruda y manteca de cacahuete sobre el pecho y se cortaba con botellas rotas.




Fuente: es.wikipedia.org

La canción The Passenguer está aquí unida a momentos del cine clásico de Hollywood
Realmente emocionante.

miércoles, 22 de abril de 2009

Y el Elvis mas hispano

Para que, Vince, te animes esta vez a venir a verlo en directo porque el espectáculo está asegurado.
Merece la pena ver a este auténtico showman en directo.
Mejor que el príncipe gitano, a que si??

Y ahora ya puedes juzgar si te recuerda a alguien cercano a tu círculo de amistades...
Con ustedes, EL VEZ

El otro Elvis

Dentro del amplio espectro sonoro surgido a finales de los años 70 en el Reino Unido y tras el estallido del punk británico, que recuperó desde una postura irascible y reivindicativa las bases más simples y directas del rock´n´roll, Elvis Costello destacaría en su extensa trayectoria como un meritorio y prolífico escritor de canciones, cuyas composiciones tanto se anexaban al arrojo punk o a la frescura pop de la new wave como roturaban, desde una perspectiva de comentarista social airado y cáustico, en heterogéneas disposiciones sonoras que solían nutrirse de variadas músicas como el country, el jazz, el blues, el reggae, el soul, el Tin Pan Alley y el Brill Building pop o el folk.
Fuente: www.alohacriticon.com

Elvis Costello & The Attractions - Olivers Army, 1979



Du, dua, Du, dua!!!!

lunes, 6 de abril de 2009

Y para animar el día...

Aunque no tiene nada que ver con bailar pogo, a quién no le gustaría hacer un número como este??

Para ti, querido Vincent

Algún día bailaremos "pogo" escuchando a Sid...

Uno de mis grupos favoritos

one of the best punk rock band ever....



viernes, 3 de abril de 2009

Ya que estamos en crisis...

...por lo menos intentemos llevarla de la mejor manera posible.
Para los amantes del cine y en especial del musical, una obra maestra o mejor dicho "maestrísima": "Cabaret" (1972) de Bob Fosse; en concreto al número musical "Money" con Liza Minnelli (maravillosa siempre) y el maestro de ceremonias Joel Grey (grandioso y único).
Disfruten!!

No me lo puedo "de creé"

Hay noticias que no dejan a uno indiferente.
Para muestra, un botón:

Polémica por las declaraciones de Miss Universo sobre Guantánamo

La joven escribió en su blog, citado por los medios locales, que Guantánamo era un "lugar relajante, tranquilo y hermoso", lo que fue recibido con estupor en su país de origen.

"¡Fue muuuy divertido!", escribió Mendoza, relatando cómo ella y Crystle Stewart, actual Miss Estados Unidos, conocieron a militares, pasearon por la base, visitaron una playa "increíble" y vieron una demostración de perros militares. "Visitamos los campos de los detenidos y vimos las celdas, las duchas, cómo se entretienen con películas, clases de arte, libros. Fue todo muy interesante", explicó la reina de belleza.

Una periodista de un canal de TV privado local llamó la atención sobre la necesidad de formar a las reinas de belleza para que estén informadas de lo que ocurre internacionalmente. "Deberíamos en Venezuela tener misses integrales", declaró la periodista Ana Karina Villalba, recordando que hace años, una Miss Venezuela declaró durante el concurso que le encantaba la "música de William Shakespeare".

En defensa de Mendoza acudió la presidenta de la organización del Miss Universo, Paula M. Shugart, quien a través del mismo blog explicó que la joven venezolana sólo se refería a la "hospitalidad" recibida en la base, por la que pasó brevemente dentro de sus actividades como Miss Universo, que incluyen visitas a tropas militares.

No obstante, los comentarios de Mendoza sobre Guantánamo fueron retirados inmediatamente de su blog en internet. Pero fue demasiado tarde, porque por diversas páginas web corrían ya bromas y críticas a las declaraciones de la Miss Universo, de 22 años. "Habría que meter presa a Dayanita", "Vamos de vacaciones a Guantánamo porque es muuuy divertido", decían algunos de los comentarios.

El presidente estadounidense, Barack Obama, ordenó en enero el cierre de la prisión de Guantánamo en el plazo de un año, después de múltiples denuncias sobre maltrato físico a los prisioneros, quienes proceden de países donde Estados Unidos ha librado su guerra contra el terrorismo desde finales de 2001.


Fuente: Yahoo España Noticias (es.noticias.yahoo.com)

lunes, 30 de marzo de 2009

Raimon y Lluis Llach

Dos hermosas canciones que marcan época.





viernes, 20 de febrero de 2009

Audio de la entrada de 13 de febrero de 2.009

Dylan thomas recitando su poema "Death shall have no dominion", estremecedor...

viernes, 13 de febrero de 2009

AND DEATH SHALL HAVE NO DOMINION (Y LA MUERTE NO TENDRÁ SEÑORÍO)




And death shall have no dominion.
Dead men naked they shall be one
With the man in the wind and the west moon;
When their bones are picked clean and the clean bones gone,
They shall have stars at elbow and foot;
Though they go mad they shall be sane,
Though they sink through the sea they shall rise again;
Though lovers be lost love shall not;
And death shall have no dominion.

Y la muerte no tendrá señorío.
Desnudos los muertos se habrán confundido
con el hombre del viento y la luna poniente;
cuando sus huesos estén roídos y sean polvo los limpios,
tendrán estrellas a sus codos y a sus pies;
aunque se vuelvan locos serán cuerdos,
aunque se hundan en el mar saldrán de nuevo,
aunque los amantes se pierdan quedará el amor;
y la muerte no tendrá señorío.

And death shall have no dominion.
Under the windings of the sea
They lying long shall not die windily;
Twisting on racks when sinews give way,
Strapped to a wheel, yet they shall not break;
Faith in their hands shall snap in two,
And the unicorn evils run them through;
Split all ends up they shan't crack;
And death shall have no dominion.

Y la muerte no tendrá señorío.
Bajo las ondulaciones del mar
los que yacen tendidos no moriran aterrados;
retorciéndose en el potro cuando los nervios ceden,
amarrados a una rueda, aún no se romperán;
la fe en sus manos se partirá en dos,
y los penetrarán los daños unicornes;
rotos todos los cabos ya no crujirán más;
y la muerte no tendrá señorío.

And death shall have no dominion.
No more may gulls cry at their ears
Or waves break loud on the seashores;
Where blew a flower may a flower no more
Lift its head to the blows of the rain;
Though they be mad and dead as nails,
Heads of the characters hammer through daisies;
Break in the sun till the sun breaks down,
And death shall have no dominion.

Y la muerte no tendrá señorío.
Aunque las gaviotas no griten más en su oído
ni las olas estallen ruidosas en las costas;
aunque no broten flores donde antes brotaron
ni levanten ya más la cabeza al golpe de la lluvia;
aunque estén locos y muertos como clavos,
las cabezas de los cadaveres martillearán margaritas;
estallarán al sol hasta que el sol estalle,
y la muerte no tendrá señorío.

Dylan Thomas, 1.936

miércoles, 4 de febrero de 2009

The day music died

Hace 50 años, el 3 de Febrero de 1950, murieron tres talentos de la música del momento en un fatídico accidente de avioneta.
Tributo a Ritchie Valens Buddy Holly and J.P Richardson (the Big Bopper)y Roger Peterson (Piloto de la avioneta)





200 años de Poe




















Edgar Allan Poe (Boston, 19 de enero de 1809 - Baltimore, 7 de octubre de 1849)
El gato negro*
[Cuento. Texto completo]
Edgar Allan Poe

No espero ni pido que alguien crea en el extraño aunque simple relato que me dispongo a escribir. Loco estaría si lo esperara, cuando mis sentidos rechazan su propia evidencia. Pero no estoy loco y sé muy bien que esto no es un sueño. Mañana voy a morir y quisiera aliviar hoy mi alma. Mi propósito inmediato consiste en poner de manifiesto, simple, sucintamente y sin comentarios, una serie de episodios domésticos. Las consecuencias de esos episodios me han aterrorizado, me han torturado y, por fin, me han destruido. Pero no intentaré explicarlos. Si para mí han sido horribles, para otros resultarán menos espantosos que barrocos. Más adelante, tal vez, aparecerá alguien cuya inteligencia reduzca mis fantasmas a lugares comunes; una inteligencia más serena, más lógica y mucho menos excitable que la mía, capaz de ver en las circunstancias que temerosamente describiré, una vulgar sucesión de causas y efectos naturales.
Desde la infancia me destaqué por la docilidad y bondad de mi carácter. La ternura que abrigaba mi corazón era tan grande que llegaba a convertirme en objeto de burla para mis compañeros. Me gustaban especialmente los animales, y mis padres me permitían tener una gran variedad. Pasaba a su lado la mayor parte del tiempo, y jamás me sentía más feliz que cuando les daba de comer y los acariciaba. Este rasgo de mi carácter creció conmigo y, cuando llegué a la virilidad, se convirtió en una de mis principales fuentes de placer. Aquellos que alguna vez han experimentado cariño hacia un perro fiel y sagaz no necesitan que me moleste en explicarles la naturaleza o la intensidad de la retribución que recibía. Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal que llega directamente al corazón de aquel que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre.

Me casé joven y tuve la alegría de que mi esposa compartiera mis preferencias. Al observar mi gusto por los animales domésticos, no perdía oportunidad de procurarme los más agradables de entre ellos. Teníamos pájaros, peces de colores, un hermoso perro, conejos, un monito y un gato.

Este último era un animal de notable tamaño y hermosura, completamente negro y de una sagacidad asombrosa. Al referirse a su inteligencia, mi mujer, que en el fondo era no poco supersticiosa, aludía con frecuencia a la antigua creencia popular de que todos los gatos negros son brujas metamorfoseadas. No quiero decir que lo creyera seriamente, y sólo menciono la cosa porque acabo de recordarla.

Plutón -tal era el nombre del gato- se había convertido en mi favorito y mi camarada. Sólo yo le daba de comer y él me seguía por todas partes en casa. Me costaba mucho impedir que anduviera tras de mí en la calle.

Nuestra amistad duró así varios años, en el curso de los cuales (enrojezco al confesarlo) mi temperamento y mi carácter se alteraron radicalmente por culpa del demonio. Intemperancia. Día a día me fui volviendo más melancólico, irritable e indiferente hacia los sentimientos ajenos. Llegué, incluso, a hablar descomedidamente a mi mujer y terminé por infligirle violencias personales. Mis favoritos, claro está, sintieron igualmente el cambio de mi carácter. No sólo los descuidaba, sino que llegué a hacerles daño. Hacia Plutón, sin embargo, conservé suficiente consideración como para abstenerme de maltratarlo, cosa que hacía con los conejos, el mono y hasta el perro cuando, por casualidad o movidos por el afecto, se cruzaban en mi camino. Mi enfermedad, empero, se agravaba -pues, ¿qué enfermedad es comparable al alcohol?-, y finalmente el mismo Plutón, que ya estaba viejo y, por tanto, algo enojadizo, empezó a sufrir las consecuencias de mi mal humor.

Una noche en que volvía a casa completamente embriagado, después de una de mis correrías por la ciudad, me pareció que el gato evitaba mi presencia. Lo alcé en brazos, pero, asustado por mi violencia, me mordió ligeramente en la mano. Al punto se apoderó de mí una furia demoníaca y ya no supe lo que hacía. Fue como si la raíz de mi alma se separara de golpe de mi cuerpo; una maldad más que diabólica, alimentada por la ginebra, estremeció cada fibra de mi ser. Sacando del bolsillo del chaleco un cortaplumas, lo abrí mientras sujetaba al pobre animal por el pescuezo y, deliberadamente, le hice saltar un ojo. Enrojezco, me abraso, tiemblo mientras escribo tan condenable atrocidad.

Cuando la razón retornó con la mañana, cuando hube disipado en el sueño los vapores de la orgía nocturna, sentí que el horror se mezclaba con el remordimiento ante el crimen cometido; pero mi sentimiento era débil y ambiguo, no alcanzaba a interesar al alma. Una vez más me hundí en los excesos y muy pronto ahogué en vino los recuerdos de lo sucedido.

El gato, entretanto, mejoraba poco a poco. Cierto que la órbita donde faltaba el ojo presentaba un horrible aspecto, pero el animal no parecía sufrir ya. Se paseaba, como de costumbre, por la casa, aunque, como es de imaginar, huía aterrorizado al verme. Me quedaba aún bastante de mi antigua manera de ser para sentirme agraviado por la evidente antipatía de un animal que alguna vez me había querido tanto. Pero ese sentimiento no tardó en ceder paso a la irritación. Y entonces, para mi caída final e irrevocable, se presentó el espíritu de la perversidad. La filosofía no tiene en cuenta a este espíritu; y, sin embargo, tan seguro estoy de que mi alma existe como de que la perversidad es uno de los impulsos primordiales del corazón humano, una de las facultades primarias indivisibles, uno de esos sentimientos que dirigen el carácter del hombre. ¿Quién no se ha sorprendido a sí mismo cien veces en momentos en que cometía una acción tonta o malvada por la simple razón de que no debía cometerla? ¿No hay en nosotros una tendencia permanente, que enfrenta descaradamente al buen sentido, una tendencia a transgredir lo que constituye la Ley por el solo hecho de serlo? Este espíritu de perversidad se presentó, como he dicho, en mi caída final. Y el insondable anhelo que tenía mi alma de vejarse a sí misma, de violentar su propia naturaleza, de hacer mal por el mal mismo, me incitó a continuar y, finalmente, a consumar el suplicio que había infligido a la inocente bestia. Una mañana, obrando a sangre fría, le pasé un lazo por el pescuezo y lo ahorqué en la rama de un árbol; lo ahorqué mientras las lágrimas manaban de mis ojos y el más amargo remordimiento me apretaba el corazón; lo ahorqué porque recordaba que me había querido y porque estaba seguro de que no me había dado motivo para matarlo; lo ahorqué porque sabía que, al hacerlo, cometía un pecado, un pecado mortal que comprometería mi alma hasta llevarla -si ello fuera posible- más allá del alcance de la infinita misericordia del Dios más misericordioso y más terrible.

La noche de aquel mismo día en que cometí tan cruel acción me despertaron gritos de: "¡Incendio!" Las cortinas de mi cama eran una llama viva y toda la casa estaba ardiendo. Con gran dificultad pudimos escapar de la conflagración mi mujer, un sirviente y yo. Todo quedó destruido. Mis bienes terrenales se perdieron y desde ese momento tuve que resignarme a la desesperanza.

No incurriré en la debilidad de establecer una relación de causa y efecto entre el desastre y mi criminal acción. Pero estoy detallando una cadena de hechos y no quiero dejar ningún eslabón incompleto. Al día siguiente del incendio acudí a visitar las ruinas. Salvo una, las paredes se habían desplomado. La que quedaba en pie era un tabique divisorio de poco espesor, situado en el centro de la casa, y contra el cual se apoyaba antes la cabecera de mi lecho. El enlucido había quedado a salvo de la acción del fuego, cosa que atribuí a su reciente aplicación. Una densa muchedumbre habíase reunido frente a la pared y varias personas parecían examinar parte de la misma con gran atención y detalle. Las palabras "¡extraño!, ¡curioso!" y otras similares excitaron mi curiosidad. Al aproximarme vi que en la blanca superficie, grabada como un bajorrelieve, aparecía la imagen de un gigantesco gato. El contorno tenía una nitidez verdaderamente maravillosa. Había una soga alrededor del pescuezo del animal.

Al descubrir esta aparición -ya que no podía considerarla otra cosa- me sentí dominado por el asombro y el terror. Pero la reflexión vino luego en mi ayuda. Recordé que había ahorcado al gato en un jardín contiguo a la casa. Al producirse la alarma del incendio, la multitud había invadido inmediatamente el jardín: alguien debió de cortar la soga y tirar al gato en mi habitación por la ventana abierta. Sin duda, habían tratado de despertarme en esa forma. Probablemente la caída de las paredes comprimió a la víctima de mi crueldad contra el enlucido recién aplicado, cuya cal, junto con la acción de las llamas y el amoniaco del cadáver, produjo la imagen que acababa de ver.

Si bien en esta forma quedó satisfecha mi razón, ya que no mi conciencia, sobre el extraño episodio, lo ocurrido impresionó profundamente mi imaginación. Durante muchos meses no pude librarme del fantasma del gato, y en todo ese tiempo dominó mi espíritu un sentimiento informe que se parecía, sin serlo, al remordimiento. Llegué al punto de lamentar la pérdida del animal y buscar, en los viles antros que habitualmente frecuentaba, algún otro de la misma especie y apariencia que pudiera ocupar su lugar.

Una noche en que, borracho a medias, me hallaba en una taberna más que infame, reclamó mi atención algo negro posado sobre uno de los enormes toneles de ginebra que constituían el principal moblaje del lugar. Durante algunos minutos había estado mirando dicho tonel y me sorprendió no haber advertido antes la presencia de la mancha negra en lo alto. Me aproximé y la toqué con la mano. Era un gato negro muy grande, tan grande como Plutón y absolutamente igual a éste, salvo un detalle. Plutón no tenía el menor pelo blanco en el cuerpo, mientras este gato mostraba una vasta aunque indefinida mancha blanca que le cubría casi todo el pecho.

Al sentirse acariciado se enderezó prontamente, ronroneando con fuerza, se frotó contra mi mano y pareció encantado de mis atenciones. Acababa, pues, de encontrar el animal que precisamente andaba buscando. De inmediato, propuse su compra al tabernero, pero me contestó que el animal no era suyo y que jamás lo había visto antes ni sabía nada de él.

Continué acariciando al gato y, cuando me disponía a volver a casa, el animal pareció dispuesto a acompañarme. Le permití que lo hiciera, deteniéndome una y otra vez para inclinarme y acariciarlo. Cuando estuvo en casa, se acostumbró a ella de inmediato y se convirtió en el gran favorito de mi mujer.

Por mi parte, pronto sentí nacer en mí una antipatía hacia aquel animal. Era exactamente lo contrario de lo que había anticipado, pero -sin que pueda decir cómo ni por qué- su marcado cariño por mí me disgustaba y me fatigaba. Gradualmente, el sentimiento de disgusto y fatiga creció hasta alcanzar la amargura del odio. Evitaba encontrarme con el animal; un resto de vergüenza y el recuerdo de mi crueldad de antaño me vedaban maltratarlo. Durante algunas semanas me abstuve de pegarle o de hacerlo víctima de cualquier violencia; pero gradualmente -muy gradualmente- llegué a mirarlo con inexpresable odio y a huir en silencio de su detestable presencia, como si fuera una emanación de la peste.

Lo que, sin duda, contribuyó a aumentar mi odio fue descubrir, a la mañana siguiente de haberlo traído a casa, que aquel gato, igual que Plutón, era tuerto. Esta circunstancia fue precisamente la que lo hizo más grato a mi mujer, quien, como ya dije, poseía en alto grado esos sentimientos humanitarios que alguna vez habían sido mi rasgo distintivo y la fuente de mis placeres más simples y más puros.

El cariño del gato por mí parecía aumentar en el mismo grado que mi aversión. Seguía mis pasos con una pertinencia que me costaría hacer entender al lector. Dondequiera que me sentara venía a ovillarse bajo mi silla o saltaba a mis rodillas, prodigándome sus odiosas caricias. Si echaba a caminar, se metía entre mis pies, amenazando con hacerme caer, o bien clavaba sus largas y afiladas uñas en mis ropas, para poder trepar hasta mi pecho. En esos momentos, aunque ansiaba aniquilarlo de un solo golpe, me sentía paralizado por el recuerdo de mi primer crimen, pero sobre todo -quiero confesarlo ahora mismo- por un espantoso temor al animal.

Aquel temor no era precisamente miedo de un mal físico y, sin embargo, me sería imposible definirlo de otra manera. Me siento casi avergonzado de reconocer, sí, aún en esta celda de criminales me siento casi avergonzado de reconocer que el terror, el espanto que aquel animal me inspiraba, era intensificado por una de las más insensatas quimeras que sería dado concebir. Más de una vez mi mujer me había llamado la atención sobre la forma de la mancha blanca de la cual ya he hablado, y que constituía la única diferencia entre el extraño animal y el que yo había matado. El lector recordará que esta mancha, aunque grande, me había parecido al principio de forma indefinida; pero gradualmente, de manera tan imperceptible que mi razón luchó durante largo tiempo por rechazarla como fantástica, la mancha fue asumiendo un contorno de rigurosa precisión. Representaba ahora algo que me estremezco al nombrar, y por ello odiaba, temía y hubiera querido librarme del monstruo si hubiese sido capaz de atreverme; representaba, digo, la imagen de una cosa atroz, siniestra..., ¡la imagen del patíbulo! ¡Oh lúgubre y terrible máquina del horror y del crimen, de la agonía y de la muerte!

Me sentí entonces más miserable que todas las miserias humanas. ¡Pensar que una bestia, cuyo semejante había yo destruido desdeñosamente, una bestia era capaz de producir tan insoportable angustia en un hombre creado a imagen y semejanza de Dios! ¡Ay, ni de día ni de noche pude ya gozar de la bendición del reposo! De día, aquella criatura no me dejaba un instante solo; de noche, despertaba hora a hora de los más horrorosos sueños, para sentir el ardiente aliento de la cosa en mi rostro y su terrible peso -pesadilla encarnada de la que no me era posible desprenderme- apoyado eternamente sobre mi corazón.

Bajo el agobio de tormentos semejantes, sucumbió en mí lo poco que me quedaba de bueno. Sólo los malos pensamientos disfrutaban ya de mi intimidad; los más tenebrosos, los más perversos pensamientos. La melancolía habitual de mi humor creció hasta convertirse en aborrecimiento de todo lo que me rodeaba y de la entera humanidad; y mi pobre mujer, que de nada se quejaba, llegó a ser la habitual y paciente víctima de los repentinos y frecuentes arrebatos de ciega cólera a que me abandonaba.

Cierto día, para cumplir una tarea doméstica, me acompañó al sótano de la vieja casa donde nuestra pobreza nos obligaba a vivir. El gato me siguió mientras bajaba la empinada escalera y estuvo a punto de tirarme cabeza abajo, lo cual me exasperó hasta la locura. Alzando un hacha y olvidando en mi rabia los pueriles temores que hasta entonces habían detenido mi mano, descargué un golpe que hubiera matado instantáneamente al animal de haberlo alcanzado. Pero la mano de mi mujer detuvo su trayectoria. Entonces, llevado por su intervención a una rabia más que demoníaca, me zafé de su abrazo y le hundí el hacha en la cabeza. Sin un solo quejido, cayó muerta a mis pies.

Cumplido este espantoso asesinato, me entregué al punto y con toda sangre fría a la tarea de ocultar el cadáver. Sabía que era imposible sacarlo de casa, tanto de día como de noche, sin correr el riesgo de que algún vecino me observara. Diversos proyectos cruzaron mi mente. Por un momento pensé en descuartizar el cuerpo y quemar los pedazos. Luego se me ocurrió cavar una tumba en el piso del sótano. Pensé también si no convenía arrojar el cuerpo al pozo del patio o meterlo en un cajón, como si se tratara de una mercadería común, y llamar a un mozo de cordel para que lo retirara de casa. Pero, al fin, di con lo que me pareció el mejor expediente y decidí emparedar el cadáver en el sótano, tal como se dice que los monjes de la Edad Media emparedaban a sus víctimas.

El sótano se adaptaba bien a este propósito. Sus muros eran de material poco resistente y estaban recién revocados con un mortero ordinario, que la humedad de la atmósfera no había dejado endurecer. Además, en una de las paredes se veía la saliencia de una falsa chimenea, la cual había sido rellenada y tratada de manera semejante al resto del sótano. Sin lugar a dudas, sería muy fácil sacar los ladrillos en esa parte, introducir el cadáver y tapar el agujero como antes, de manera que ninguna mirada pudiese descubrir algo sospechoso.

No me equivocaba en mis cálculos. Fácilmente saqué los ladrillos con ayuda de una palanca y, luego de colocar cuidadosamente el cuerpo contra la pared interna, lo mantuve en esa posición mientras aplicaba de nuevo la mampostería en su forma original. Después de procurarme argamasa, arena y cerda, preparé un enlucido que no se distinguía del anterior y revoqué cuidadosamente el nuevo enladrillado. Concluida la tarea, me sentí seguro de que todo estaba bien. La pared no mostraba la menor señal de haber sido tocada. Había barrido hasta el menor fragmento de material suelto. Miré en torno, triunfante, y me dije: "Aquí, por lo menos, no he trabajado en vano".

Mi paso siguiente consistió en buscar a la bestia causante de tanta desgracia, pues al final me había decidido a matarla. Si en aquel momento el gato hubiera surgido ante mí, su destino habría quedado sellado, pero, por lo visto, el astuto animal, alarmado por la violencia de mi primer acceso de cólera, se cuidaba de aparecer mientras no cambiara mi humor. Imposible describir o imaginar el profundo, el maravilloso alivio que la ausencia de la detestada criatura trajo a mi pecho. No se presentó aquella noche, y así, por primera vez desde su llegada a la casa, pude dormir profunda y tranquilamente; sí, pude dormir, aun con el peso del crimen sobre mi alma.

Pasaron el segundo y el tercer día y mi atormentador no volvía. Una vez más respiré como un hombre libre. ¡Aterrado, el monstruo había huido de casa para siempre! ¡Ya no volvería a contemplarlo! Gozaba de una suprema felicidad, y la culpa de mi negra acción me preocupaba muy poco. Se practicaron algunas averiguaciones, a las que no me costó mucho responder. Incluso hubo una perquisición en la casa; pero, naturalmente, no se descubrió nada. Mi tranquilidad futura me parecía asegurada.

Al cuarto día del asesinato, un grupo de policías se presentó inesperadamente y procedió a una nueva y rigurosa inspección. Convencido de que mi escondrijo era impenetrable, no sentí la más leve inquietud. Los oficiales me pidieron que los acompañara en su examen. No dejaron hueco ni rincón sin revisar. Al final, por tercera o cuarta vez, bajaron al sótano. Los seguí sin que me temblara un solo músculo. Mi corazón latía tranquilamente, como el de aquel que duerme en la inocencia. Me paseé de un lado al otro del sótano. Había cruzado los brazos sobre el pecho y andaba tranquilamente de aquí para allá. Los policías estaban completamente satisfechos y se disponían a marcharse. La alegría de mi corazón era demasiado grande para reprimirla. Ardía en deseos de decirles, por lo menos, una palabra como prueba de triunfo y confirmar doblemente mi inocencia.

-Caballeros -dije, por fin, cuando el grupo subía la escalera-, me alegro mucho de haber disipado sus sospechas. Les deseo felicidad y un poco más de cortesía. Dicho sea de paso, caballeros, esta casa está muy bien construida... (En mi frenético deseo de decir alguna cosa con naturalidad, casi no me daba cuenta de mis palabras). Repito que es una casa de excelente construcción. Estas paredes... ¿ya se marchan ustedes, caballeros?... tienen una gran solidez.

Y entonces, arrastrado por mis propias bravatas, golpeé fuertemente con el bastón que llevaba en la mano sobre la pared del enladrillado tras de la cual se hallaba el cadáver de la esposa de mi corazón.

¡Que Dios me proteja y me libre de las garras del archidemonio! Apenas había cesado el eco de mis golpes cuando una voz respondió desde dentro de la tumba. Un quejido, sordo y entrecortado al comienzo, semejante al sollozar de un niño, que luego creció rápidamente hasta convertirse en un largo, agudo y continuo alarido, anormal, como inhumano, un aullido, un clamor de lamentación, mitad de horror, mitad de triunfo, como sólo puede haber brotado en el infierno de la garganta de los condenados en su agonía y de los demonios exultantes en la condenación.

Hablar de lo que pensé en ese momento sería locura. Presa de vértigo, fui tambaleándome hasta la pared opuesta. Por un instante el grupo de hombres en la escalera quedó paralizado por el terror. Luego, una docena de robustos brazos atacaron la pared, que cayó de una pieza. El cadáver, ya muy corrompido y manchado de sangre coagulada, apareció de pie ante los ojos de los espectadores. Sobre su cabeza, con la roja boca abierta y el único ojo como de fuego, estaba agazapada la horrible bestia cuya astucia me había inducido al asesinato y cuya voz delatadora me entregaba al verdugo. ¡Había emparedado al monstruo en la tumba!


* Traducción de Julio Cortázar


martes, 3 de febrero de 2009

Versos de una tocaya paisana de la pam gryer de la zona pija de la Coru (toma retahíla de complementos del nombre escritos sin respirar, meu)

'O destino é un mapa coa ruta que soñamos/ ¿Máis importa perdernos, benamados
rapaces? Maná será outro día. Estamos vivos'

Xoana Torres, Tempo de ría (A Coruña: Espiral maior, 1992), p. 27

martes, 27 de enero de 2009

jueves, 22 de enero de 2009

Sin tiempo

Como siempre, ocupada, sin tiempo y sinceramente, con pocas ganas de escribir



Para disfrutar, Ry Cooder con la banda sonora de Paris, Texas

martes, 20 de enero de 2009

domingo, 18 de enero de 2009

Queridisima Señorita Drew

Le juro que se que tiene muchas ganas de verme por este mi blog, pero le juro que no logro sacar más tiempo de mi ocupada vida.
Y lo peor, esta alergia que me esta matando!!!!Snif!!Snif!!
Le prometo volver pronto por aqui y escribir algo, aunque carezca de interés, por lo menos para demostrarle que sigo viva!!
Mientras, le dejo,a modo de requiem, con una hermosa canción del ya fallecido Ian Curtis, vocalista de Joy Division, "Love will tear us apart"




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